Otra vez la mujer
Prosa de Navidad
Mensajeros astrales
Con enigmáticos textos
Estrellas ardiendo que no paran de amenazar en el horizonte
Hadas malditas y
hechiceros del espanto se inquietan
En las cuevas frías y malolientes andrajosos pastores junto
a despreciados leprosos
Acomodan sus huesos
Los dioses universales tan atónitos como las hadas y los
hechiceros.
Las alquimias no alcanzan y extraños mitos son balbuceados
con temor
Otra vez la mujer.
Otra vez la mujer.
Los centros primordiales se alarman
Viscosas alimañas vestidas de lino fino lanzan alaridos
Se resquebrajan templos y palacios, altares y tronos se
llenan de gusanos
Los extraños textos aturden
Los enviados del más allá han comenzado a cantar.
Mientras serpientes malignas acechan furiosas
Otra vez la mujer
Otra vez la mujer
Los infiernos sangran
Se acaba el tiempo de los odiadores imperiales
Se acaba el tiempo de los déspotas del oprobio
Se acaba el tiempo de los saqueadores de esperanzas
Se acaba el tiempo de los brutos esclavistas
Se acaba el tiempo de los torturados perversos
Se acaba el tiempo de los depredadores de Gaia, que late y
nutre.
Los infiernos sangran
Los demonios aúllan, lo saben
Otra vez la mujer
Otra vez la mujer
Despreciados
Burlados
Heridos
Esclavos
Violentados
Sufrientes
Injusticiados
Descartados
Maltratados
Negados
En los rincones lúgubres del universo comienzan a cantar.
Otra vez la mujer.