Aborto, legal o clandestino?
Grupo Sacerdotal Enrique Angelelli
El derecho a la
vida es un derecho universal y para la ley argentina “la existencia de la
persona humana comienza con la concepción”.
Este “comienzo”indiscutible no
impide pensar que por razones graves y fundadas, quienes así lo deseen, puedan
interrumpir ese proceso.
Por otra parte las cifras de los abortos clandestinos
y sus secuelas, son alarmantes. Producen muerte o daños irreversibles en gran
cantidad de casos, fundamentalmente entre mujeres pobres y jóvenes, lo que no
sucede con aquellas que pueden pagar para garantizar el resguardo de la salud.
Y esto genera una grave situación de inequidad social.
Ante esta realidad se
está reclamando una ley, ya votada favorablemente en la Cámara de Diputados,
que permita la interrupción del embarazo cuando la mujer que está gestando lo
requiera y que esta práctica esté legalmente establecida.
Es evidente que el
Código Penal que legisla sobre este tema, no ha alcanzado para resolver la
existencia de los abortos ni sus nefastas consecuencias. Quienes recurren al
aborto tendrán la posibilidad de hacerlo de manera legal, asegurando los
cuidados terapéuticos que requiere semejante intervención y protegiendo la
integridad física de la mujer.
Nadie, razonablemente desea el aborto, situación
compleja, dura y que deja marcas en la vida. Pero si podemos reclamar una ley
que permita para quien lo solicite, la interrupción del embarazo con asistencia
del Estado.
Quienes no comparten el recurso al aborto, no pueden imponer sus
criterios y convicciones a quienes lo piensan y lo viven de otra manera.
Estamos en un mundo plural, donde es necesario aceptar la diversidad de
posturas y opciones, aún ante cuestiones tan complejas como esta.
La Iglesia
católica, por otra parte, debe asumir que la cristiandad ya terminó; que ella
ya no tiene el rol de rectora de las decisiones del conjunto de la sociedad;
que en un mundo plural es imprescindible la convivencia armónica de la
diversidad de opciones filosóficas, morales, religiosas; y que el Estado debe
garantizar los derechos reclamados desde cualquier sector o colectivo
socialmente representativo, siempre con miras al bien común.
No contribuye a
construir sociedad una postura dogmática que se encierra en los principios sin
buscar la integración de ellos con la realidad y las problemáticas de cada
momento.
No se entienden tampoco esa suerte de “cruzadas” católicas, o también
evangélicas, varias veces repetidas en la historia argentina, y que esta vez en
nombre de la defensa de toda vida, pueden terminan siendo solo una demostración
de fuerzas en franca pugna con quienes se han manifestado reclamando la legalización
del aborto.
La bandera de la defensa de “las dos vidas”, de la madre y del
niño, no da respuesta a los planteos que dan origen a la propuesta de la nueva
ley y termina favoreciendo la clandestinidad.
Ante esto hay otros desafíos que
son verdaderamente urgentes y que de verdad pueden aportar a una profunda
defensa de la vida en el sentido más amplio:
Garantizar un sistema de salud
pública de calidad en todos sus aspectos; Insistir en la educación sexual,
exigida por ley, en todos los ámbitos educativos, públicos o de gestión
privada, formando sobre las responsabilidades respecto a la propia persona,
incluida la sexualidad; Que también se clarifique sobre derechos y deberes del
varón, ya que no puede apartarse a la hora de una decisión de la mujer sobre su
embarazo. Reclamar a iglesias y religiones que repiensen sus posturas ante la
sexualidad y la mujer; Que se instruya sobre los métodos seguros para una
anticoncepción responsable; Que se reconozca la hipocresía de querer salvar la
vida de un embrión si no se lucha denodadamente por salvar las vidas todas, en
un sistema global de exclusión, empobrecimiento y destrucción masiva, por el
hambre, las guerras, las invasiones, la destrucción del planeta y sus bienes
naturales.
Nos parece que esta consigna es suficientemente clara: Educación
Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no
morir.
Sin pretender haberlo dicho todo respecto al tema, solo si se profundiza
en estas cuestiones sin prejuicios ni reduccionismos, haremos el mejor aporte a
la defensa de la vida, y vida digna, en todas sus etapas.
Grupo Sacerdotal
Enrique Angelelli - Córdoba, Julio 2018 -
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