Entre Benedicto XVI y Francisco
Otra gestualidad, los mismos objetivos
Un Papa distinto era imprescindible
Un Papa latinoamericano en la estrategia romana
“… podrá
inmediatamente notar más allá de las
diferencias de estilo, sensibilidad y acentos, la sustancial continuidad del mensaje del Papa Francisco con el magisterio
de Benedicto XVI”
Vamos a tratar de mostrar
por qué la Iglesia Católica Apostólica Romana apuesta a un Papa latinoamericano, sin poner en juego
absolutamente nada de su disciplina, doctrina y dogmatica.
Por qué se explica la
renuncia de Benedicto XVI y la elección del cardenal Bergoglio como el indicado
para modificar la imagen eclesial y avanzar entonces en un renovado intento de
hacer de la humanidad toda una “civilización cristiana”, donde la hegemonía
moral de la normativa vaticana sea obedecida e indiscutida.
Benedicto XVI
América Latina: el futuro de la Iglesia Católica
El profesor Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para
América Latina, recordó las palabras del papa Benedicto
XVI en el vuelo de Roma a San Pablo cuando dijo: «Yo amo mucho a América
Latina […] No soy un especialista, pero estoy convencido de que aquí se decide, al menos en parte —en una
parte fundamental—, el futuro de
la Iglesia católica. Esto siempre ha sido evidente para mí. Como es obvio, siento
la necesidad de profundizar aún más mi conocimiento de este mundo». (cfr. http://www.americalatina.va/content/americalatina/es/noticias-destacadas/conferencia-del-dr--carriquiry-en-el-meeting-de-rimini-2013.html )
Las lentes vaticanas se concentran aún más en Latinoamérica. Aquí está el
“futuro”.
La misma matriz ideológica y teológica
Sustancial continuidad
En la presentación de la encíclica “Lumen Fidei”, se deja claramente explicitada esta “unidad” doctrinal entre Benedicto XVI y Francisco.
"Este es el mensaje central de
la carta encíclica, que retoma algunos temas particularmente queridos por
Benedicto XVI. “Estas consideraciones sobre la fe – escribe el Papa Francisco
– en línea con todo lo que el
Magisterio de la Iglesia ha declarado sobre esta virtud teologal,
pretenden sumarse a lo que el Papa
Benedicto XVI ha escrito en las Cartas encíclicas sobre la caridad
y la esperanza. Él ya había completado prácticamente una primera redacción de
esta Carta encíclica sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la
fraternidad de Cristo, asumo su precioso
trabajo, añadiendo al texto algunas aportaciones. El hecho de que el
presente texto haya sido escrito, por así decir, con la mano de dos pontífices,
es una circunstancia feliz. Quien lo lea, podrá inmediatamente notar, más allá de las diferencias de estilo,
sensibilidad y acentos, la sustancial
continuidad del mensaje del Papa Francisco con el magisterio de Benedicto XVI."
(Cfr. Presentación de la Carta Encíclica Lumen Fidei del Papa Francisco de S.E.
Mons. Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
5 Julio 2013 )
No solo hay “continuidad”, se trata de una “sustancial continuidad”, para el lenguaje medido de la diplomacia romana, hablar de “la sustancia” no es un dato menor.
Un continente que hay que proteger
Una mayoría de católicos
Latinoamérica ha sido nombrada en más de una oportunidad, en documentos
vaticanos y otros, como "el continente de la esperanza".
Se ha reiterado el mismo concepto en "Aparecida" (cfr. A 3.6).
Y lo es porque aquí se concentran la mayoría de los católicos, según
datos del 2012, casi un 50 % de los
católicos del mundo.
Además porque estos pueblos,
todavía hoy conservan rasgos cristianos- católicos en muchos aspectos de su
cultura social, legal e institucional.
Así fue llamado por el Papa Pablo VI,
hace cuarenta años, en el 1968. El mismo Pontífice había ya explicado el
contenido de esta esperanza en su homilía del 3 de julio de 1966, en la
basílica de San Pedro, poniendo en relieve "la original vocación" de
América Latina de "plasmar en una síntesis nueva y genial lo antiguo y lo
moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros te han dado y tu […] propia
originalidad", para dar "testimonio" de una "novísima civilización
cristiana".
Juan Pablo II retomó varias veces
esta definición. Lo hizo en su primer viaje apostólico, en México, durante la
inauguración de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en
Puebla (enero de 1979), desarrollándolo también en la conferencia de Santo
Domingo, el 12 de octubre de 1984.
Benedicto XVI mantiene esta
tradición, y a la víspera de su primer viaje a América Latina, en Brasil, habló
precisamente de esta tierra como del "continente de la esperanza" (6
de mayo de 2007) usando sucesivamente otras tres veces esta definición.
Pero en crisis y en peligro
Señales de alarma en Roma
La Iglesia Católica, aún perdiendo muchos fieles ante el avance de las iglesias electrónicas, pentecostales y nuevos movimientos religiosos, goza de buena imagen social, goza de una consideración benévola de la opinión pública y de un gran poder de "lobby", de presión, frente a los poderes públicos.
No obstante, los escándalos
financieros y sexuales eclesiales, han logrado agrietar bastante esta
imagen. Por otra parte, la juventud es cada vez menos afín a las jerarquías
eclesiales y el mundo de los pobres ha sido cooptado por otras
denominaciones religiosas. Y, en el terreno de la moral sexual, salvo grupos recalcitrantes, hay un abismo entre la
"doctrina eclesial" y la práctica que de hecho viven los mismos
católicos sin ningún remordimiento.
Por otra parte, en este continente, se están desarrollando intentos políticos de neto corte
"socialista" o claramente pos neo liberales. Los más
notables son los que se llevan a cabo en Venezuela y Bolivia pero también
podemos señalar en su medida, a Ecuador, Uruguay y al Paraguay del ex
presidente Lugo. Tendencia potenciada en organismos como la UNASUR, el Banco
del Sur, el ALBA y otras experiencias van en esta dirección. Brasil con
Argentina, claramente intentan modelos que salen de la lógica pura del libre
mercado.
También, en esta región, en un tema sensible a la jerarquía eclesiástica
como lo es la moral sexual se han
producido avances notables en el reconocimiento de derechos. Hay que tener
en cuenta que en Argentina y
Uruguay se aprobaron leyes como la del matrimonio igualitario, la identidad
de género y están en la agenda
la despenalización del aborto y del consumo de drogas, más la reforma del Código Civil que puede
afectar "nuestra cultura y vida cotidiana", dicen los Obispos (El
Código Civil y nuestro estilo de vida Declaración de los Obispos de la 162º
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina Buenos Aires, 22 de
agosto de 2012).
Aquí, debemos recordar que los obispos latinoamericanos, en Aparecida,
claramente advirtieron que la
"ideología de género es uno de los presupuestos que debilitan y menoscaban
la vida familiar. Escoger la orientación sexual sin tomar en cuenta las
diferencias dadas por la naturaleza humana ha provocado modificaciones legales
que hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la
vida y la identidad de la familia" (CFR DA n.40)
Tampoco podemos olvidar que en Argentina se están desarrollando los juicios por "memoria, verdad y
justicia". Juicios en donde reaparece claramente el tema de los
"derechos humanos". Y cada vez mas aparecen las responsabilidades
civiles junto a los responsables militares en donde religiosos, curas, obispos,
capellanes quedan claramente señalados en su complicidad con los delitos de lesa humanidad. Juicios en donde
inclusive se ventila el asesinato del Obispo Enrique Angelelli. Crimen negado, como tantos otros,
constantemente por el Episcopado Argentino. Episcopado que ya no puede
ocultar, en algunas situaciones una clara adhesión ideológica a las dictaduras,
y en otras, un silencio cómplice y obsequioso.
Todos estos elementos, como era de esperar, hicieron y hacen sonar la
alarma en el Vaticano. Estos
abordajes "huelen a izquierda" y a "libertinaje sexual". Ponen
en peligro, cuestionan y dañan las
santas tradiciones de nuestra cultura católica “occidental y cristiana” y sus valores ancestrales. Este panorama, es
por demás molesto para las estrategias vaticanas y sus ortodoxias, es
fuertemente incómodo para Roma y sus oficinas. Recordemos que el objetivo
es instaurar la "novísima civilización cristiana".
Así, en un continente donde se concentran la mayoría de los católicos,
donde sobre ellos se ciernen claras amenazas de desviación doctrinal y moral,
era necesario intervenir decididamente.
Está claro que Benedicto XVI no es la persona que pueda llevar adelante
semejante tarea. En su pontificado, no hubo ninguna señal favorable, ni
más gente en las iglesias, ni más vocaciones, ni más bautizados, ni mayor
impacto social. Por el contrario.
Era urgente tomar medidas drásticas.
Un cambio de imagen
Un estilo amigable
Benedicto XVI, un pontífice asociado a "lo alemán", cierta frialdad, distancia y dureza a lo que hay que sumar su antecedente como Presidente de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (responsable de controlar la ortodoxia doctrinaria) no logró mejorar en nada la "imagen" de la institución.
De hecho, muchos reconocen que la sola renuncia
el 18 de Febrero del 2013 de Benedicto ha mejorado la imagen pública de la
Iglesia.
Pensamos que no es casual que se haya tomado tras sus viajes a México y
Cuba entre el 23 y el 29 de marzo de 2012. Dejando atrás una tradición de
siete siglos, y en pleno uso de sus facultades y de su libertad, Benedicto XVI anunció
que dejaría de ser Papa. Un gesto que no producía desde la renuncia de Celestino V en 1294.
La decisión de Benedicto XVI de renunciar a su Pontificado se tomó «hace muchos meses, tras el viaje a México y Cuba, y con
una reserva que nadie pudo romper, después de haber examinado ante Dios
reiteradamente la propia conciencia a causa de la avanzada edad»,
según explica el director del diario oficial de la Santa Sede, L'Osservatore
Romano, Giovanni Maria Vian.
Se buscó una salida urgente. El camino quedaba listo para el Cardenal
Bergoglio, quien ya fue sondeado y propuesto por algunos cardenales en el
cónclave anterior.
La persona ideal para esta situación.
Un hombre simpático, sencillo, de color popular, cercano a las multitudes. Además
un argentino, pero también de raíces
culturales italianas y, sobre todo, fiel a Roma y a sus dogmas como todo aquel que es nombrado
"cardenal".
Gestos simpáticos
Gestos no tan
simpáticos
Llama la atención que hayan sido grandes titulares informativos hechos como que el Papa no respeta el protocolo, que no usa los ropajes establecidos, que usa los mismos zapatos gastados, besa a los niños, tiene una vida austera, hace llamadas inusuales a compatriotas, no vive en el Palacio Apostólico, paga una cuenta de hotel, viaja en el transporte público o es cercano a los pobres.
Es grave que llamen la atención porque
señala cuan acostumbrados estábamos a
gestos “imperiales”. Pero bienvenidos sean estos gestos simpáticos.
Los que aparecen como más importantes son el nombramiento de cardenales para la reforma de la Curia Romana y
para el control del IOR, banco vaticano.
No obstante estos gestos valiosos
son de sentido común. Estos reclamos
recorren todo el mundo eclesial, pero no significan de ninguna manera un avance
en lo disciplinar, lo doctrinal, lo dogmático. Y este es el punto clave. La
posición teológica, su ideología, sus criterios orientadores.
Pero hay dos gestos no tan
simpáticos, muy desapercibidos para la mayoría, que si revelan su bagaje
doctrinal.
Uno, la firma del documento de
advertencia e intervención a un grupo de monjas de EEUU. El documento se
llama "Evaluación Doctrinal", lo que denota toda una posición de
"control". La Congregación para la Doctrina de la Fe lo emitió a
mediados del mes de abril sobre la Leadership Conference of Women Religious, la asociación que
"representa" al 80% de las religiosas de los Estados Unidos.
A efectos prácticos se trata de una intervención de la Iglesia vistos los
actos de desviación en la doctrina y en la práctica de la fe en que han
incurrido estas monjas (feminismo, contestaciones a los obispos
estadounidenses, abandono del distintivo religioso, apoyo al aborto, al uso de
anticonceptivos, a un ecologismo diametralmente opuesto al pensamiento de la
Iglesia).
Otro, la firma ya mencionada a la
encíclica "Lumen Fidei" donde se reitera la doctrina que dice que
la "luz de la fe", que posee la Iglesia, es la única que puede
conducir a toda la humanidad en el camino de la verdad. Sin esta
"luz" la humanidad está desorientada, equivocada y cae
irremediablemente en el fracaso. La Iglesia es el único faro que puede
iluminarnos.
Ambos documentos fueron preparados durante la gestión de Benedicto XVI y
fueron ratificados por Francisco.
Afirmaciones llamativas
Otra actitud, el mismo contenido
En temas muy conflictivos, ligados a la moral
sexual, Francisco ha tenido algunas afirmaciones que llamaron la
atención. Como aquella en donde dijo que "quién soy yo para juzgar a
los homosexuales" o las pronunciadas en la entrevista concedida al
jesuita italiano Antonio Spadaro, S. J., director de la revista Civilita
Cattolica.
Estas afirmaciones en ningún momento plantean
un giro o evaluación de las posiciones tradicionales de la doctrina moral
católica. Por el contrario, siempre son confirmadas.
Lo que si llama la atención es que Francisco
propone "no insistir" en estas cuestiones conflictivas, dejarlas
para contextos oportunos e invita a poner el acento en la "actitud de
misericordia". Algo elemental en el mensaje del Evangelio, pero hay
que reconocer que frente a grupos católicos conservadores, este planteo es un
avance.
Estos grupos se creen jueces de la conciencia y
la moral de las personas y están prontos a señalar la gravedad de los pecados
exigiendo un cambio de actitud sin respetar la libertad de la conciencia de las
personas.
También hay que advertir que este llamado a
"curar heridas", a "dar calor al corazón de los fieles",
esconde sutilmente la estigmatización de aquellos que, por ejemplo, se
han divorciado y vuelto a casar, de aquellos que tienen su pareja homosexual,
de aquellos que viven su sexualidad no atada a la procreación, de aquellos que
han decidido interrumpir un embarazo, de aquellos que usan métodos “no
naturales” para evitar embarazos, de aquellos que viven en pareja sin haberse
casado y situaciones similares. Y no se trata de un dato menor para alguien que
dice, repitiendo a Juan XXIII, que la “Iglesia tiene que ser casa de los
pobres”.
La teología de la liberación, en un proceso de
profundización, entiende al “pobre” no sólo como el “económicamente pobre”, si
no a toda persona víctima de los diversos sistemas sociales, culturales y políticos de opresión. El “pobre” es el
“injsuticiado”, porque es, aunque no sea necesariamente un pobre desde su
posición económica, una “víctima” inocente del poder dominante.
Frente al “sistema doctrinal y moral” de la
Iglesia, son muchas las personas que viven en situación de opresión, agobio,
sentimiento de culpa, de vergüenza, de exclusión y han experimentado en más de
una oportunidad el juicio, el desplante, el oprobio, el castigo o el abuso de
poder por parte de la jerarquía eclesial. Desde esta perspectiva las mujeres
tienen mucho para decir. A estos “injusticiados” también hay que escuchar en el
reclamo de sus derechos.
El "acompañar con misericordia" es, en
definitiva, confirmar la situación del otro como precaria, mísera, equivocada,
en definitiva, pecaminosa.
Silencios graves
Oportunidades perdidas
En la visita a Brasil, con ocasión de la Jornada Mundial de la
Juventud, el Papa latinoamericano, en su
propia tierra, no fue capaz de decir nada sobre la ofensa de los países imperiales a Evo Morales, quien estuvo retenido
en Viena, Austria, donde aterrizó de emergencia luego del rechazo de cuatro
países de ingresar a sus espacios aéreos. Se trata del Presidente de un país
hermano y empobrecido, ícono de la resistencia popular, un nativo, hijo de los
pueblos originarios.
Recordemos que toda la UNASUR y organizaciones sociales, jefes de
estados, organizaciones de derechos humanos, entre otros, se pronunciaron en
defensa del Jefe de Estado y condenaron la actitud de Portugal, Italia, España
y Francia.
Nada dijo referido a los procesos políticos y económicos que
se desarrollan en Latinoamérica donde hemos disminuido la
pobreza en términos reales, donde también se ha achicado la injusta
distribución de la riqueza (no obstante seguir siendo la zona más desigual del
planeta) sabiendo que en su discurso el tema de "los pobres" está muy
presente. Por el contrario, convocó a los jóvenes, sin aclarar ni contra quién ni a favor de
quién a “hacer lío”. Consigna por demás
confusa.
Ni una palabra sobre los mártires
latinoamericanos, aquellos que dieron su vida por la justicia y
la liberación de sus pueblos y han marcado el siglo XX de la Iglesia
en estas tierras, como una Iglesia martirial, lo que la acerca claramente al
Evangelio. Que no haya puesto a estos mártires como "modelos" de
tanta juventud reunida es por demás sintomático, sobre todo cuando él mismo
dijo que "los jóvenes necesitan sobre todo que se les propongan esos valores
inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un
pueblo", durante su prédica en el mayor santuario mariano del Brasil y el
segundo templo más grande del mundo.
Ni una sola palabra sobre la Teología de la Liberación, experiencia,
espiritual, intelectual y praxis pastoral que nutre a todo el pueblo de
Dios y tuvo que ser "reconocida" en su importancia, aún en los
pasillos del Vaticano.
Estos temas "ausentes" marcan claramente la estrategia vaticana
que Francisco lleva adelante. El es un cuadro fundamental en este camino.
Restaurar todo en Roma
Con amabilidad y
frescura
Hay que hacer "amable" a
la Iglesia, por más que en su estructura fundamental siga siendo una monarquía sacralizada para que pueda
recuperar su lugar de poder social, su prestigio amenazado, su rol de
conciencia ética de la humanidad, sobre todo en Latinoamérica, el continente
donde los estrategas vaticanos tienen puesta su mirada esperanzadora.
Si hay que evitar poner el acento en temas polémicos, hay que hacerlo. Lo
primero es reposicionarse para luego avanzar.
El objetivo fundamental es llegar
a todo el mundo (en una clara actitud, si se me permite la expresión
“colonizadora”, cfr. http://seminariocatequesisaromero.blogspot.com.ar/2012/09/una-nueva-ofensiva-vaticana-50-anos-del.html )
Por eso Francisco afirma que, en una gran parte de la humanidad "... vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la
vida, no sólo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio
ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la
animan. La convivencia humana está
marcada por tensiones y conflictos que causan inseguridad y fatiga para
encontrar el camino hacia una paz estable. En esta situación tan compleja,
donde el horizonte del presente y del futuro parece estar cubierto por nubes amenazantes, se hace aún más
urgente el llevar con valentía a todas las realidades, el Evangelio de
Cristo… anuncio de que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las
tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien. El hombre de nuestro tiempo necesita una luz fuerte que ilumine su
camino y que sólo el encuentro con Cristo puede darle…el
Espíritu Santo guía a la Iglesia en este camino".
Lo expresó en este documento por demás significativo sobre la tarea
“esencial” de todo bautizado, allí mismo señala que la misionariedad de la Iglesia es una dimensión paradigmática que
afecta a todos los aspectos de la vida
cristiana” (Cfr. Francisco, Mensaje
por 87º Jornada Misionera Mundial)
Es la Iglesia la única que puede administrar esa
“luz que ilumine” el “camino del bien” para superar las “tensiones, fatigas e
inseguridad” de la humanidad toda.
Conviene aclarar, que nadie pretendería quitarle
el derecho que le cabe a la Iglesia Católica Romana de tener su visión de la
realidad y de establecer sus propias estrategias. Es más, hasta podemos
coincidir en más de un aspecto.
Pero lo que se hace insostenible es la
pretensión, claramente expresada por el “magisterio eclesial”, de ser la única
voz portadora de una verdad absoluta, como “don de Dios” que solamente ellos
poseen, administran y pretenden anunciar.
Es más, estoy convencido de que si la Iglesia
Católica Romana, se considerara a sí misma como una voz entre otras, teniendo
una visión más sinfónica de la realidad, de la historia, de la humanidad, sería
escuchada con atención.
Pero no es así.
Una nueva avanzada “pancatólica” está en marcha
con renovados bríos. Lo planificado está dando resultados.
Benedicto XVI agradecido, su renuncia no fue en
vano.
Nicolás Alessio teólogo
Octubre 2013
Muy atinado el comentario LA imagen de benedicto era lastimosa La corriente protestante es una aplanadora De la disertacion, la predica y la exposicion de La PALABRA, hacen un verdadero arte. La gente comun ylos mas humildes entienden el mensaje y se convierten. Es la posibilidad de cambiar de cultura
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