jueves, 23 de agosto de 2012

TEOLOGO JON SOBRINO responde a la Notificación del Vaticano

TEOLOGO JON SOBRINO
RESPONDE A LA NOTIFICACIÓN DEL
VATICANO

“La razón fundamental” es que “Un buen número de teólogos han leído mis dos libros antes de que fuese publicado
el texto de la Congregación de la fe de 2004” surgiendo que el “juicio unánime es que en mis dos libros no hay nada que no sea compatible con la fe de la Iglesia”.

Los libros mencionados son “Jesucristo liberador”, publicado en español en 1991, traducido al portugués,
inglés, alemán e italiano y “La fe en Jesucristo”, 1999, traducido al portugués, inglés e italiano.
Ambos textos fueron leídos por presbíteros, obispos que Sobrino engloban diciendo que “Todos estos teólogos
son buenos conocedores del tema cristológico, al nivel teológico y doctrinal. Son personas responsables” quienes “no han hallado errores doctrinales ni afirmaciones peligrosas” por lo que “Entonces no puedo comprender cómo la
notificatio lee mis textos de manera tan distinta y aun contraria”

Dada esa situación, Sobrino expresa que “no me siento representado en absoluto en el juicio global de la
notificatio” y. “Por ello no me parece honrado suscribirla. Y además, sería una falta de respeto a los teólogos mencionados” Luego, el cuestionado teólogo recuerda a su Superior que desde 1975 tuvo que contestar a la Congregación para la Educación católica, bajo el cardenal Garrone; a partir de 1976, a la Congregación de la Fe, “primero bajo el cardenal Seper y después, varias veces, bajo el Cardenal Ratzinger” expresando que fue animado a responder por el P. Arrupe, quien siendo Superior de los Jesuitas renovó esa orden hacia un compromiso mas definido, como también de parte del P. Vincent O’Keefe, vicario general, y el P. Paolo Dezza, delegado papal, quienes le dieron a entender que “el modo de proceder de las curias vaticanas no siempre se distinguía por ser honrado y muy evangélico”.
Sobrino explica “que desde muy pronto se creó un ambiente en el Vaticano, en varias curias diocesanas y entre
varios obispos, en contra de mi teología y, en general, contra la teología de la liberación” generándose un ambiente en contra de su pensamiento “a priori, sin necesidad de leer muchas veces mis escritos” Para comprender la difícil
situación “en que estamos”, menciona “algunos hechos significativos” porque siente que no es ético para él “aprobar o apoyar” “con mi firma un modo de proceder poco evangélico, que tiene dimensiones estructurales, en buena medida,
y que está bastante extendido” y que “avalar esos procedimientos para nada ayuda a la Iglesia de Jesús, ni a presentar el rostro de Dios en nuestro mundo, ni a animar al seguimiento de Jesús ni a la ¨lucha crucial de nuestro tiempo”, la fe y la
justicia”

Sobrino cita que Monseñor Romero escribe en su Diario el día 3 de mayo de 1979”: “Visité al P. López Gall… Me
dijo con sencillez de amigo el juicio negativo que se tiene en algunos sectores para con los escritos teológicos de Jon Sobrino” agregando que “Monseñor Romero, pocos meses después me pidió que le escribiera el discurso que
pronunció en la Universidad de Lovaina el 2 de febrero de 1980” recordando que en 1977 ya había redactado para él la segunda carta pastoral “ La Iglesia , cuerpo de Cristo en la historia” y que el discurso de Lovaina que él escribió, a Romero “Le pareció muy bien, lo leyó íntegramente y me lo agradeció”.
Sobre Romero dice que “Creo que mi teología le parecía correcta doctrinalmente -al menos en lo sustancial” y opina
que “Sé muy bien que en el Vaticano un problema para su canonización ha sido mi posible influjo en sus escritos y homilías”

Entre “los hechos significativos”, Sobrino relata que cuando Alfonso López Trujillo fue nombrado cardenal, “dijo
poco después en un grupo, más o menos públicamente, que iba a acabar con Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Ronaldo Muñoz y Jon Sobrino” siendo “interminables” las historias “de López Trujillo con el P. Ellacuría con Monseñor Romero, y sobre todo conmigo”

También el teólogo se refiere al cardenal Corripio, arzobispo de México, quien en 1983 prohibió la celebración
de un Congreso de Teología organizado por los pasionistas quienes “querían tratar teológicamente el tema de la cruz de Cristo y la de nuestros pueblos” y que invitaron a Jon Sobrino, por lo cual Corripio usó como fundamento para la
suspensión del congreso que Sobrino daría dos conferencias en ese evento.

Entre otros “hechos significativos”, Sobrino se refiere a que en “1987 o 1988, más o menos”, recibió una invitación a hablar a un numeroso grupo de laicos en Argentina, en la diócesis de Mons. Hesayne, con el propósito de revitalizar a los cristianos que habían sufrido durante la dictadura. El aceptó, pero luego recibió una carta de Mons. Hesayne diciéndole “que mi visita a su diócesis había sido objeto de debate en una reunión de la Conferencia Episcopal. El cardenal Primatesta dijo que le parecía muy mal que yo fuese a hablar a Argentina. Monseñor Hesayne, me defendió como persona y defendió mi ortodoxia. Le preguntó al cardenal si había leído algún libro mío, y reconoció que no. Sin embargo, el obispo se vio obligado a cancelar la invitación. Me escribió y se disculpó con mucho cariño y humildad, y me pidió que comprendiese la situación. Le contesté que la comprendía y que le agradecía”.

Sobrino afirma tener la certeza de que “en la reunión de la Conferencia Episcopal le habían dicho a Mons.
Hesayne que tenía que elegir: o invitaba a Jon Sobrino a su diócesis, y el Papa no pasaría por ella en la próxima visita a Argentina, o aceptaba la visita del Papa a su diócesis y Jon Sobrino no podía pasar por allí”

A pesar de esos hechos, y otros, Sobrino cree que esa “mala fama” que le asignaron no es “algo específicamente
personal, sino parte de la campaña contra la teología de la liberación”.

La segunda razón de Sobrino para no aceptar la notificatio “Tiene que ver menos directamente con los documentos
de la Congregación de la fe, y más con el modo de proceder del Vaticano en los últimos 20 ó 30años” durante los cuales “muchos teólogos y teólogas, gente buena, con limitaciones por supuesto, con amor a Jesucristo y a la Iglesia, y con gran amor a los pobres, han sido perseguidos inmisericordemente” agregando que también fueron perseguidos
obispos como Monseñor Romero; Don Helder Camara; Proaño; Don Samuel Ruiz y “sobre todo, han hecho lo posible para que desaparezcan las comunidades de base, los pequeños, los privilegiados de Dios”

“Adherirme a la notificatio, que expresa en buena parte esa campaña y ese modo de proceder, muchas veces
claramente injusto, contra tanta gente buena, siento que sería avalarlo. No quiero pecar de arrogancia, pero no creo que ayudaría a la causa de los pobres de Jesús y de la iglesia de los pobres”, confiesa Sobrino a su Superior.

En el otro apartado, Sobrino se refiere a “Las críticas a mi teología del teólogo Joseph Ratzinger”, un tema
“importante para comprender dónde estamos, aunque no es una razón para no suscribir la notificatio”. Sobrino explicita una serie de afirmaciones textuales del cardenal Joseph Ratzinger sobre su teología concluyendo que “No reconozco mi teología en esta lectura de los textos” y que cree “que el cardenal Ratzinger, en 1984, no entendió a cabalidad la teología de la liberación, ni parece haber aceptado las reflexiones críticas de Juan Luis Segundo, Teología de la liberación”
Además el teólogo comenta que “No es fácil dialogar con la Congregación de la fe. A veces parece imposible. Parece que
está obsesionada por encontrar cualquier limitación o error, o por tener por tal lo que puede ser una conceptualización distinta de alguna verdad de la fe. En mi opinión, hay aquí, en buena medida, ignorancia, prejuicio y obsesión para
acabar con la teología de la liberación. Sinceramente no es fácil dialogar con ese tipo de mentalidad”.

Sobrino finaliza la carta con un cuarto punto sobre “Problemas de fondo importantes” en los cuales analiza temas
como “Los pobres como lugar de hacer teología”; “El misterio de Cristo siempre nos desborda”; “La relacionalidad constitutiva de Jesús con el reino de Dios”; “Jesús es hijo de Dios, la palabra hecha sarx”, entre otros. (PE)

Fuente:
ECUPRES

jueves, 16 de agosto de 2012

"...lamentamos y abominamos las declaraciones del cura Jorge Luis Hidalgo, de La Pampa, afirmando que Videla no debe pedir perdón, con una retórica militar que es aberrante en un cura...."

Repudio ante recuentes declaraciones

Curas en Opción por los Pobres

Ante ya viejas declaraciones del genocida Jorge R. Videla, la publicación de textos, libros y reportajes, y ahora, ante las lamentables declaraciones de un cura en La Pampa, nos parece que no podemos quedar callados. Se corre el riesgo de creer que toda la Iglesia avala con su palabra o su silencio cómplice semejantes desatinos. Y es por eso que ofrecemos nuestra palabra:

+ Celebramos que se sigan desenvolviendo los juicios por los crímenes de lesa humanidad, y lamentamos aquellos que siguen paralizados o cajoneados. Celebramos una justicia independiente que condena ejemplarmente a los culpables, y declara inocentes a quienes lo son, o de quienes al menos no hay pruebas suficientes.

+ Celebramos los procesos de memoria, verdad y justicia, ya que creemos que ninguna sociedad puede crecer, ser libre y adulta con verdades desaparecidas.

+ Repudiamos las declaraciones del señor Videla, y como miembros plenos de la Iglesia lamentamos el silencio cómplice de ciertas jerarquías, el acompañamiento a prácticas asesinas, y hasta el asesoramiento y bendición del sistema represivo y genocida.

+ En días en que celebramos la reactivación del juicio por la desaparición, torturas y asesinato de nuestros hermanos Gabriel Longevielle y Carlos Murias, y la condena preventiva por el asesinado del padre obispo Enrique Angelelli, tres hermanos en la fe de la Iglesia en La Rioja, lamentamos y abominamos las declaraciones del cura Jorge Luis Hidalgo, de La Pampa, afirmando que Videla no debe pedir perdón, con una retórica militar que es aberrante en un cura.

+ Repudiamos, también, toda reaparición, evidente o disimulada de la "teoría de los dos demonios", en discursos periodísticos, blogs o lo que fuere; algo que no solamente es falso de toda falsedad, sino que además, en nada ayuda a la memoria, la verdad y la justicia.

+ Lamentamos que cierto periodismo obsesionado por enfrentar al gobierno nacional no dimensione que ciertos temas, como los acá señalados, deben ser "temas de Estado", que superen a cualquier gobierno; destacando -además el temor de que -si tuvieran poder o gobierno ciertos sectores o gobernantes- estos pilares de nuestra identidad se verían no sólo seriamente dañados, sino clausurados en nombre de una falsa "reconciliación".

+ Celebramos, finalmente, la recuperación del "nieto 106" a quien hacemos llegar nuestro abrazo fraterno, e invitamos a quien sea que colabore, incite, sugiera a todo aquel o aquella que pudiera ser uno de los centenares de nietos aún buscados, a que no sólo contribuya con un nuevo mojón en la búsqueda de verdad, justicia e identidad, sino que además contribuya a la liberación de un cautivo que, sin saberlo, sigue siendo una víctima más de la dictadura genocida.

En el Evangelio de Juan, Jesús dijo que "la verdad nos hará libres"; a esa verdad pues queremos invitar a todos, a "pedir perdón" por las mentiras que no nos dejan ser libres, y a caminar como hermanos y hermanas de la Patria en busca de más verdad, para que aumente la memoria y con justicia, seamos libres.

Agosto 2012

Nota sobre las repudiables declaraciones del Pbro. Jorge Luis Hidalgo

lunes, 13 de agosto de 2012

Un silencio cómplice que averguenza

Un silencio cómplice que averguenza
En la Arquidiócesis de Córdoba, Angelelli no existe

No hay manera de evitarlo. El 4 de Agosto, aniversario del asesinato de Enrique Angelelli, se celebra también el día de los párrocos. En conmemoración del Cura de Ars, San Juan María Vianney. La coincidencia de las fechas debiera hacer que, por lo menos, fuera inevitable hacer alguna mención de Enrique Angelelli, aunque mas no sea, en la oración por los difuntos, para pedir por su salvación eterna. La Arquidiócesis de Córdoba, desde el Seminario Mayor, ha organizado una "semana de oración" (nunca una "semana de reflexión, de debate, de compromisos" pero esto es otro tema). En la semana de oración, desde el lunes 30 de Julio al Domingo 5 de Agosto se preveen y se proponen diversas maneras de rezar: misas, retiros, adoración eucarística y rezo del rosario. En cada ocasión, se ofrecen materiales escritos para acompañar cada rezo. Todo este bagaje devocional va precedido de una carta del Sr. Arzobispo Carlos Ñáñez. Suponemos que para el Seminario, lugar donde se preparan los futuros sacerdotes, el testimonio de vida del Obispo Mártir, no puede pasar desapercibido. Por otro lado, el Obispo Enrique Angelelli, antes de presidir el Obispado de la Rioja, fue un sacerdote destacado, por sus compromisos con los obreros y la juventud. Por si fuera poco, también fue obispo auxilliar en Córdoba. No obstante todo ésto, la coincidencia en la fechas, las tareas pastorales realizadas en Córdoba, e incluso las acciones de la mismisima conferencia episcopal argentina, para "develar" la muerte de Angelelli, en Córdoba, no le merecen ser mencionado ni una sola vez. Tanto en la carta de Carlos Ñáñez, como en todos los materiales entregados a las parroquias, ni una sola vez, lo reiteramos, ni una sola vez, ni siquiera por error, se lo nombra a Enrique Angelelli. Este silencio, este ocultamiento los hace cómplices con sus asesinos y nos vergüenza. Una vez más, porque no se trata de la primera vez que esto ocurre, sentimos la misma y mas profunda vergüenza. El 27 de Julio de este año logramos que la justicia dicte  prisión preventiva para el ex dictador Jorge Rafael Videla y otros ex militares represores procesados por el asesinato de Enrique Angelelli durante la última dictadura cívico-militar. Mientras esto sucede, el Arzobispo Carlos Ñáñez, ha sufrido, una vez más, una ataque de amnesia. Angelelli no existe, no existió, no debe existir. Ocultar su nombre, desaparecerlo, es la estrategia, es pretender que deje de ser lo que fue y, sobre todo, que siga estimulando al compromiso por la justicia y la liberación. Pretensión tan grosera como inútil.

Pbro. Nicolás Alessio, teólogo