martes, 24 de diciembre de 2019

Otra vez la mujer. Prosa de Navidad.


Otra vez la mujer
Prosa de Navidad





Mensajeros astrales
Con enigmáticos textos

Estrellas ardiendo que no paran de amenazar en el horizonte
Hadas malditas y  hechiceros del espanto se inquietan

En las cuevas frías y malolientes andrajosos pastores junto a despreciados leprosos
Acomodan sus huesos
Los dioses universales tan atónitos como las hadas y los hechiceros.
Las alquimias no alcanzan y extraños mitos son balbuceados con temor

Otra vez la mujer.
Otra vez la mujer.

Los centros primordiales se alarman
Viscosas alimañas vestidas de lino fino lanzan alaridos
Se resquebrajan templos y palacios, altares y tronos se llenan de gusanos
Los extraños textos aturden

Los enviados del más allá han comenzado a cantar.
Mientras serpientes malignas acechan furiosas

Otra vez la mujer
Otra vez la mujer

Los infiernos sangran
Se acaba el tiempo de los odiadores imperiales
Se acaba el tiempo de los déspotas del oprobio
Se acaba el tiempo de los saqueadores de esperanzas
Se acaba el tiempo de los brutos esclavistas
Se acaba el tiempo de los torturados perversos
Se acaba el tiempo de los depredadores de Gaia, que late y nutre.

Los infiernos sangran
Los demonios aúllan, lo saben

Otra vez la mujer
Otra vez la mujer

Despreciados
Burlados
Heridos
Esclavos
Violentados
Sufrientes
Injusticiados
Descartados
Maltratados
Negados

En los rincones lúgubres del universo comienzan a cantar.

Otra vez la mujer.


martes, 29 de octubre de 2019

Son la grieta.





Son la grieta.

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que somos los que votamos a la corrupción y los choros

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que votamos pensando en comer

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que solo ellos votan valores

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que en nuestros actos hay violencia y queda mucha mugre en la calle

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que militamos por un choripán y nos llevan como ganado en colectivos

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que no somos democráticos y menos republicanos

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que solo ellos eligen libertad

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que vivimos de planes, subsidios o empleos del Estado

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que cortamos la calle para vivir de arriba

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que somos violentos chavistas, cubanos, iraníes y lo que te puedas imaginar

Te dicen que no quieren la grieta, pero nos maltratan diciendo que somos demagogos, populistas, vagos

Nada nuevo, nos dijeron aluvión zoológico, negros de mierda… y ahora también la dama chilena nos dijo “alienígenas”, o sea no humanos, raros, feos, extraños y peligrosos.

Te dicen que no quieren la grieta, pero ellos son la grieta.

Nicolás Alessio, teólogo.

lunes, 5 de agosto de 2019

El problema no es la grieta, es de que lado elegís estar.



San Cayetano, de un lado de la grieta.




Ya lo decía una canción. No es a San Cayetano a quién hay que golpearle la puerta. El trabajo es un derecho que deben garantizar los que gobiernan. 

Gobernar es dar trabajo, se señalaba por ahí.

Y también se supo decir que los derechos no se mendigan, se conquistan. Se luchan.

San Cayetano fue un precursor en la defensa del derecho de los que trabajan. 

Cuando la sabiduría popular liga el pan con San Cayetano, está ligando el fruto del trabajo: el pan en cada mesa. No un pan que se regala, un pan que se compra con un salario digno.

San Cayetano no sería un tibio ante la realidad de cientos de miles de desocupados que se multiplican día a día. No buscaría “mediar” en la grieta. 

Esta grieta es social y económica, lacera y mata.

Hay más de 13 millones de argentinos en la pobreza. No son números, son cuerpos, son historias, son sangre, son sudor, son vidas.

¿Como ser indiferentes a los rostros duros, curtidos que se quiebran y lloran porque no se animan a decir a sus hijos “perdí el trabajo”?  Hay que optar.

La perversidad de una situación se mide por los que no tienen trabajo o ven amenazado su trabajo: ahora le llaman “reforma laboral”, en los noventa era “flexibilización laboral”. Es la misma mentira. 

Ya lo padecimos.

Ya nos llenamos del humo en cada piquete o con la leña ardiendo en cada olla popular. Ya lo hicimos y no queremos otra vez la tragedia.

No hay lugar para mediocres. La gravedad de la situación es escandalosa. Y no es una realidad casual. Está planificada. Necesitan pocos trabajadores y sobre todo, sumisos. Sin chistar.

Cuando la mitad de los niños argentinos son pobres, nadie se puede quedar “en el medio”.

Nada más cruel que niños hurgando la basura para comer.  

¿Hay peor corrupción, peor robo, peor saqueo cuando te quitan tu sangre, la sangre de tus hijos, tu vida?

El problema no es la grieta, es saber de qué lado estar.

San Cayetano lo sabe.

viernes, 5 de abril de 2019

Angelelli fue asesinado. Crímenes, nunca más.









Crímenes, nunca más.


Angelelli, junto a los sacerdotes Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera fueron asesinados salvajemente.

No hay que edulcorar la afirmación y menos los hechos. Hasta acá, nada que celebrar.

Los asesinos militares y sus cómplices civiles, judiciales y religiosos son culpables, gravemente culpables. Nada que celebrar.

Pero tampoco nos quedamos en la tragedia. Hay fuerzas trascendentes que nos impulsan a avanzar. Por eso hablamos de “martirio”.

Cuando decimos que Angelelli, junto a Carlos, Gabriel y Wenceslao, son mártires, estamos dándole a la muerte violenta y tremendamente injusta, un sentido, un horizonte.

No para maquillar el desamparo, si no para leerlo de manera combativa.

El mártir es un combatiente que, arriesgando hasta su vida, la pierde.

Y esa tragedia la leemos como victoria. Como testimonio y victoria. Como victoria y esperanza.

Los méritos del mártir no están en su sangre derramada, en su dolor, en sus sufrimientos. Están en su amor llevado a los extremos.

Un amor sin fisuras por los sin-justica de ayer, hoy y mañana. Un amor indómito por la liberación de los oprimidos, de ayer, de hoy y mañana.

No claudicar, no rendirse, no escapar, no negociar, y seguir amando, cuando te amenazan de muerte, es una victoria.

Esta victoria la hacemos memoria y palabra urgente. No para repetir a Angelelli, estaríamos traicionando su profundo espíritu abierto y renovador.

Hoy lo releemos desde nuevas problemáticas y nuevas perspectivas, las ambientales, las de género, las de los movimientos de la diversidad, los movimientos feministas, las de un mundo pluri cultural y pluri religioso.

Venimos desde Córdoba. Hace 50 años nos propusimos mantener las banderas de Angelelli en alto.

Y en estos días de celebración militante, hay muchos que rechinan los dientes.

La Iglesia de Córdoba, primero con Mons. Primatesta, y ahora con Mons. Ñáñez, siempre negaron, ocultaron o escondieron, el asesinato y obviamente, el martirio de Angelelli.

Ahora intentan que la “beatificación” nos deje un Angelelli inocuo, licuado.

Que su memoria subversiva deje el paso a una memoria de estampita.

Nosotros decimos que Angelelli no es un mártir eclesial, “de la Iglesia”, ni es mártir porque lo diga el Vaticano.

Es un mártir popular porque lo dice su historia y lo repite gritando su pueblo.

Y cuidaremos que no se disuelva en una altar o un santoral de almanaque.

No obstante, el reconocimiento oficial de su martirio por el Papa Francisco nos entusiasma.

Los jerarcas cordobeses y los sectores económicos, culturales, sociales y políticos de Córdoba, tan católicos todos ellos, ya no podrán ocultarlo.

Negado por la Córdoba clerical, militar, conservadora, la Córdoba de la familia judicial, de la Mediterránea, del mal llamado “campo”.

Murmurarán en sus cuevas, pero Angelelli vive, y resucita todos los días.

Estos sectores que quisieron matarlo “dos veces”, con la brutalidad de la dictadura y con la brutalidad del silencio, han sido derrotados, pero no del todo.

Por eso “seguimos andando” y Angelelli a nuestro lado.



Grupo Sacerdotal Enrique Angelelli Abril 2019