martes, 22 de noviembre de 2011

Carta Curas Opción por los Pobres y Adhesión RECUPERAR LO NUESTRO y Curas del Pueblo Córdoba a la Sra. Presidenta

El Grupo de Curas del Pueblo (sacerdotes casados ) y el Movimiento Recuperar lo Nuestro ambos de Cordoba, adhieren a la Carta de los Curas en la Opción por los Pobres enviada a la Sra. Presidenta, entendiendo que las exigencias y las críticas a las autoridades nacionales, provinciales o municipales, no sólo no dañan a la Democracia si no que la fortalecen, sobre todo, cuando los hechos sucedidos son reiterados y sin condena ninguna.

Pbro. Nicolas Alessio
Recuperar lo Nuestro
Curas del Pueblo

Carta Curas Opción por los Pobres

Señora presidenta:

Hace unas semanas celebrábamos su triunfo, al que interpretamos como un triunfo de los pobres.

Hoy, nos parece que no podemos callar. Los atentados -¡una vez más!- contra las comunidades Qom en Formosa, y ahora contra campesinos del Mocase, en Santiago del Estero, con la muerte de Cristian Ferreyra, no nos permiten callar. En especial, porque todo eso tiene su origen en gobiernos provinciales que afirman ser afines al gobierno nacional. Precisamente un gobierno que se enaltece, y lo reconocemos, por no reprimir la protesta social.

Varias veces usted ha pedido al Parlamento que traten el tema de la "ley de tierras". Y lo aplaudimos. Pero precisamente la tierra es lo que causa el problema con los hermanos indígenas, "dueños de la tierra", y los campesinos, que la trabajan -y poseen con ánimo de dueños- desde hace demasiado tiempo como para que los defensores de modelos genocidas sean tapados impunemente por aliados o personas cercanas al gobierno.


Con la misma libertad con la que aplaudimos su triunfo electoral, hoy nos atrevemos a pedirle que toda la "maquinaria" del Estado esté al servicio de las víctimas y se sancione con todo el peso de la ley a los asesinos de Cristian Ferreyra, a los que atentaron contra los hermanos indígenas de La Primavera, y que nadie se sienta -por su cercanía al gobierno- con libertad e impunidad para avasallar los derechos de los débiles.


Usted afirmó que no era neutral, y que quedaría siempre del lado de las víctimas. Tiene acá una buena ocasión de mostrar, en la práctica, que tampoco los supuestos "amigos" serán impunes, en esta nueva etapa que comenzamos y festejamos.


Eduardo de la Serna (Quilmes)

Daniel E. Echeverría msscc (San Justo)

Roberto Murall (Santiago del Estero)

Roberto Ferrari (Santiago del Estero)

Eduardo Rodríguez (Quilmes)

José Piguillem (Merlo-Moreno)

Fermín Gauna (Quilmes)

Damián Burgardt (Quilmes)

Ricardo Modarelli (Bariloche)

Mariano R. Ledesma (Santiago del Estero)

Carlos Barbero sdb (Zárate-Campana)

Carlos Morena sdb (Bariloche)

Fernando Montes sdb (Quilmes)

Marcos Alemán sj (Mendoza)

Roberto Queirolo (La Rioja)

Miguel Angel Armada svd (Córdoba)

Marcelo Sarrailh (Córdoba)

Hugo Fernández (Morón)

Jorge Aloi (Rosario)

José María Meissegeier sj (C.A. Buenos Aires)

Arnoldo Ederle svd (Lomas de Zamora)

Marcelo Ciaramella (Quilmes)

Félix Gibbs fm (Quilmes)

Sergio G. Raffaelli (Santiago del Estero)

Sergio Lamberti (Santiago del Estero)

Jorge González (Quilmes)

Enrique Romani sdb (Santa Cruz)

Roberto Musante sdb (Buenos Aires)

Pablo Agüero fm (Quilmes)

Sergio Agüero fm (Merlo Moreno)

Germán Pravia fm (Quilmes)

Rodolfo Viano ofm (San Martín)

Guillermo Fernández Beret op (Sgo. del Estero)

Ignacio Blanco (Quilmes)

Ricardo Carrizo (Quilmes)

Carlos Baigorrí (La Rioja)

Nicolas Alessio (Córdoba)

José Alessio (Córdoba)

Antonio Farfán (Córdoba)

Adrían Vitali (Córdoba)

Francisco Olveira (Avellaneda-Lanús)

Gustavo Varela (Alto Valle - Rio Negro)

Ramiro de la Serna (Merlo Moreno)

Jorge González (Quilmes)

Juan José Vasallo (Quilmes)

Jorge Marenco (San Isidro)

Alberto Faraoni sdb (C.A. Buenos Aires)

Gonzalo M. Llorente (La Rioja)

Juan José Rojas (Santiago del Estero)

Luis Casalá sm (Junín)

Vicente Tirabasso sdb (Esquel)

Rubén Capitanio (Neuquén)

Juan Ángel Dieuzeide (Bariloche)

Christian Fernández Moores (Quilmes)

Roberto Angeli (Quilmes)

Y siguen las firmas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Para conocernos más y mejor... de identidad hablamos...

Publicado en Córdoba, con la aprobación de la Junta Arquidiocesana de Catequesis

Formación de catequistas en clave latinoamericana
Una experiencia , una propuesta.

Una búsqueda constante...

“...cualquier actividad pastoral que no cuente para su realización con personas verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su calidad...se debe dar absoluta prioridad a la formación de los catequistas...se recomienda que esta capacitación sea exquisitamente cuidada”[1]

En diversos ambientes, tiempos y lugares, hay palabras que se repiten recurrentemente: “formación”, “capacitación”, “profesionalidad”, “educación permanente” y otras similares. Pareciera que hemos alcanzado una conciencia clara e irrefutable de la necesidad imperiosa de “estar preparados”. Hoy, nadie lo discute. En la Iglesia, la repetitiva insistencia, en la necesidad de formación de sus “agentes pastorales”, es una cantinela que no falta en ninguno de sus documentos, homilías o reflexiones. No obstante, a la hora de concretar esta necesidad imperiosa, la creatividad no parece estar a la altura del desafío. Pareciera que no sabemos responder con la misma profundidad a este requerimiento o que nos cuesta demasiado implementar este camino de formación, que, además, ha de ser “permanente”. Si bien se han multiplicado cursos, escuelas, centros de formación, publicaciones y demás, creemos que todavía nos falta andar bastante. Por otro lado, hay desafíos nuevos surgidos al calor de nuevas situaciones históricas. No podemos contentarnos con repetir esquemas. “Se trata ante todo de formar catequistas para las necesidades evangelizadotas  de este momento histórico, con sus valores, sus desafíos y sus sombras”[2] Por otro lado, estos desafíos y tareas, en fidelidad al misterio de la encarnación, deben ser necesariamente “inculturados”[3]. No vamos a desarrollar las implicancias de la inculturación de la catequesis y, por lo tanto, de la formación de catequistas. Excede el marco de esta presentación. No obstante, hemos querido pensar y realizar una formación de catequistas en “clave” latinoamericana, lo que presupone y  asume el desafío de llegar “al corazón de las culturas” de nuestros pueblos amerindios[4].


Comenzamos nomás...

Somos un grupo de laicos, religiosas y sacerdotes que proponemos y llevamos adelante una acción formativa para catequistas, agentes de pastoral y animadores comunitarios, fundamentalmente, en la zona este de nuestra Arquidiócesis de Córdoba. Lo hacemos en el Colegio Gabriel Taborin, y la propuesta esta abierta a todas las personas insertas y comprometidas con la pastoral de cualquier parroquia, institución o comunidad que se quiera acercar.

Comenzamos a funcionar en mayo de 1987 con el nombre de Seminario Catequístico Santísima Trinidad, respondíamos a la necesidad sentida y manifestada en el Primer Congreso Arquidiocesano de Catequesis (1984) de abrir nuevos centros de formación, ya que Córdoba contaba con un seminario catequístico, conocido como el “SAC”, que funcionaba en el centro de la ciudad, y muy pocos en otros barrios. Se quiso atender de manera más cercana y explícita la necesidad de formación en los barrios, desde la misma inserción en ellos y sus comunidades.

Con el paso del tiempo, fuimos renovando nuestra propuesta formativa atendiendo a las necesidades y sugerencias de las comunidades y de la realidad siempre cambiante de nuestra historia.  En 1998 extendimos nuestro plan a tres años y fuimos reconocidos oficialmente como Seminario Arquidiocesano Catequístico Santísima Trinidad[5]. Este nombre respondía a un punto fuerte de nuestra identidad: el trabajo pastoral  encarnado en los barrios, asumiendo a la comunidad de origen de los catequizandos como “fuente, origen y meta de la Catequesis”[6] a ellas queríamos y queremos responder y asumimos como nuestra la expresión  “la Trinidad es la mejor comunidad”[7].

 Nos redescubrimos...

            El nombre, todo nombre, por un lado,  es la marca, el sello, la identidad de todo lo realizado y, por otro lado, es tensión hacia un “más allá”, es promesa, anticipo,  señala lo que queremos ser.  Poner un nombre es asumir, responsabilizarse y cuidar un sentido, un camino a transitar. Asume una historia, un proceso vivido y mira con esperanza hacia donde queremos seguir caminando. Hoy, después de 18 años de vida una pregunta nos inquietaba. ¿Qué testimonios, vidas o ejemplos de seguimiento de Jesús encontramos en la historia reciente de nuestra Iglesia, que podamos mirar y desde los cuales podríamos fortalecernos en nuestro ser y quehacer pastoral cuando decimos, transmitimos, aprendemos, enseñamos, compartimos, las cosas que creemos, sabemos, soñamos y esperamos del Dios de la vida? Casi sin darnos cuenta empezábamos a redescubrirnos. Por otro lado, Juan Pablo II nos invitaba[8], con ocasión del tercer milenio, a conocer y reconocer a los nuevos mártires de la Iglesia. Por todo esto, luego de muchos momentos de reflexión, debate, consulta y oración,  hemos querido agregar, a nuestro nombre original, otro nombre, que exprese de manera más precisa y definida los acentos de nuestra identidad actual, que no niega la anterior, al contrario, la profundiza. Identidad en la que hemos ido creciendo y queremos seguir madurando, es por eso que hemos decidido que nuestro Seminario Catequístico, comience a llamarse

 “MONSEÑOR ARNULFO ROMERO”.

Arnulfo Romero fue aquel Obispo que se reconvirtió en medio de su pueblo de El Salvador, y dio su vida en el ejercicio de una pastoral que se entregó por una patria más justa, fraterna, solidaria.  Una pastoral que asumió “las angustias y las esperanzas, los gozos y las tristezas”[9] del pueblo, como lo propuso el Concilio Vaticano II. Una pastoral que entiende que el seguimiento de Jesús implica asumir el proyecto del Reino desde todas sus dimensiones, y ser coherente con él hasta las últimas consecuencias. Una pastoral que no se queda encerrada en los ritos y liturgias del templo, sino que camina las calles buscando saciar con pan real las muchas hambres de nuestro pueblo. Mons. Romero dio su vida desde una Iglesia profética y martirial, fiel al Evangelio de Jesús, en sintonía con Medellín, Puebla, Santo Domingo[10]... que se jugó por el pueblo pobre y oprimido de El Salvador en épocas de la dictadura militar. Por eso, Arnulfo Romero y tantos y tantas que dieron su vida en nuestro suelo latinoamericano,  son nuestra referencia en el seguimiento de Jesús, personas que dieron su vida –y otros que la siguen dando- para que sea posible una patria más justa, fraterna libre y solidaria.  Una patria de hermanos: gente sencilla y humilde, laicos, curas y monjas, obispos y pastores. Esta experiencia martirial de Romero, y más cerca nuestro, la del Padre Obispo Enrique Angelleli, que se suma al largo caminar martirial del pueblo de Dios,  va  haciendo realidad la comunidad trinitaria comunidad que es siempre “eucarística”, acción de gracias, sangre y cuerpos que se ofrecen por los otros. Entregar la vida por los últimos y excluidos es hacer presente al Dios Trinitario, descubriéndolo en la historia, siempre dramática y siempre esperanzada. La vida,  la práctica, la pastoral, las reflexiones, de la Iglesia  Latinoamérica, de la que Romero es testigo privilegiado,  son para nosotros el marco, el sendero de nuestros esfuerzos formativos.

Lo que ofrecemos...
           
Toda reflexión y actividad,  planteada desde nuestro Seminario nos ubica entonces, de manera especial, en la realidad socio-político-económico-religiosa de nuestro continente.  América Latina es y será para nosotros, fundamentalmente, el lugar donde originalmente seguimos a Jesús, construimos su Reino y  vivimos en comunión con su Iglesia, asamblea de Dios. Desde este “lugar”  asumimos los grandes retos y las grandes posibilidades de la Iglesia Latinoamericana, fundamentalmente su “opción por los pobres”[11]. Así, trabajamos, luchamos y  procuramos su auténtica liberación integral[12].  Ellos logran dar testimonio del Dios que es Encuentro, Esperanza y Libertad: porque el Encuentro responsabiliza, pero la indiferencia lastima; porque la Esperanza moviliza, pero el conformismo adormece y porque la Libertad dignifica, pero la obediencia debida deshumaniza.  Nuestra práctica pastoral y evangelizadora, mira y pone su atención en este caudal espiritual que brota de la experiencia histórica de fe de nuestro continente. Así se expresaban los obispos latinoamericanos: “La Catequesis, educadora en la fe, tiene una dimensión social fundamental dentro de su opción preferencial por los pobres... no sólo en su contenido, sino en su misma pedagogía, posee un carácter concientizador, liberador, crítico de la sociedad actual y constructor de formas más humanizadas de convivencia, poniendo de relieve la fuerza transformadora del Evangelio”[13] Desde esta opción fundante, explicitamos tres horizontes inclusivos[14] que intentamos desplegar y alcanzar en su conjunto:
Horizonte pedagógico

"...donde esté tu tesoro allí estará también tu corazón..." Mt 6, 21

 Aunque sea obvio, el  Seminario es “catequístico”, lo que quiere decir que toda su conformación, estructura, sistematización y orientación,  se nutre y sostiene en fidelidad a la pedagogía de la catequesis,  la pedagogía de Dios, al modo como Dios ha obrado y sigue obrando en nuestra historia[15]. Lo decimos porque en la práctica, muchos centros de formación de catequistas, no son inspirados en la metodología de la catequesis. Son, más bien, inspirados en esquemas de formación meramente teológicos, sin humus pastoral. Este camino educativo emprendido, es coherente con la corriente pedagógica Latinoamericana que articula en sus procesos el ya tradicional método del Ver-Juzgar-Actuar con nuevas perspectivas de una “educación liberadora”.    Desde su misma estructuración general Hombre-Cristo-Iglesia, hasta el desarrollo de cada uno de  los encuentros, proponemos hacer una mirada crítica a la realidad, confrontándola con el dato cristiano revelado para llevarla a una experiencia de comunión. Este proceso formativo, que nos habla de aprendizaje, de estudio, de reflexión, de educación, de pedagogía, de métodos...lo entendemos en la línea de la educación popular[16]. Proceso educativo que intenta rescatar y ayudar a florecer, la sabiduría popular, como punto de partida y contenido ineludible de todo aprendizaje. Esa sabiduría es nuestro tesoro y allí quiere estar nuestro corazón. Por eso, todo lo que vamos “sembrando” nos ayuda a capacitarnos, a aprender, a conocer más, a tener un espíritu abierto que se deja enseñar, que permite ser fecundado y que no tiene la falsa humildad de los que creen o sienten que nada saben, al contrario, vamos descubriendo que todos somos al mismo tiempo maestros y discípulos, formadores y aprendices. Y no sólo se aprende escuchando a un expositor, se aprende en el grupo de trabajo, en el silencio de la reflexión, en el fragor del debate, en las crisis de mis seguridades, en las celebraciones, en los abrazos y los afectos que se renuevan. Todo es “seminario”,semillas que ayudan a crecer aún de los que son tan distintos a mí que me cuestionan, que no los entiendo, que me preocupan o que incluso creo que se equivocan. El grupo de trabajo, durante los tres años de formación,  será el lugar especial para la siembra y la cosecha. Las experiencias propias, las que traemos desde nuestro lugar de origen, serán las “semillas” para el compartir y el crecer, los grupos será el lugar para el “eco” y la “resonancia” de lo que vivimos en nuestros propios espacios de compromiso.


Horizonte Teológico

"...te alabo porque te has revelado a los pequeños..." Mt 11,25

 “Teología” significa más o menos esto: pensar, discurrir, hablar, narrar sobre Dios. A veces hemos creído que solo los “teólogos profesionales” (sobre todo los sacerdotes) eran los únicos que podían “hacer” teología y que a los fieles laicos les correspondía escuchar, obedecer y aprender. En América Latina, además, creíamos que solo la teología nacida en Europa, era la única posible. Gracias al Espíritu, que siempre sopla en la historia, hemos empezado a descubrir o mejor, a recuperar, el derecho de hacer teología como un derecho de todo el Pueblo de Dios. Es más, antes que nadie, es el pueblo empobrecido, el sujeto privilegiado para hacer teología, porque al Dios de Jesús, se le ocurrió estar de una manera especial en el corazón y la piel de los que más sufren. El Dios revelado a los pequeños, a los últimos, a los injusticiados. Así, los pobres, pueden pensar, hablar, narrar y celebrar al Dios que tienen cerca, muy cerca de sus propias esperanzas y angustias. Por eso, las “palabras” de los pobres sobre Dios (teología), serán siempre una palabra autorizada, no por una academia de ciencias, sino por la intimidad y cercanía con la vida de ese Dios que los ama y sostiene con preferencia. Los “teólogos de profesión” deberán nutrirse y ponerse al servicio de esta teología primera y originaria. Sin entrar, en este trabajo,  en el largo debate sobre las relaciones entre catequesis y teología, en nuestro seminario, reconociendo el valioso aporte de toda teología, vamos a privilegiar, aquella que nace de nuestro suelo latinoamericano, una teología de maíz, mandioca, sangre martirial y que solemos denominar “Teología de la Liberación”.[17]


Horizonte espiritual

"...en Galilea, allí me verán..." Mc 16,1-8

Nuestra mística[18] responde también a una espiritualidad Latinoamericana.  Nuestro seguimiento de Jesús, nuestro querer ir tras sus pasos en nuestra realidad latinoamericana, supone una espiritualidad que quiere dejarse guiar por el Espíritu de Jesús, espiritualidad que está marcada por el Éxodo, los Profetas, los Mártires. Pero cuando hablamos de “espiritual”, en un contexto dominado por los dualismos griegos y un ambiente “patriarcal”, hay que evitar algunos malos entendidos. Cuando decimos “espíritu” no estamos diciendo que “lo espiritual” está arriba, es mejor, más puro y más santo que lo “material”. Jesús, se hizo carne por su espíritu. No hay nada más metido en la carne y en la tierra, en la materialidad, que aquel Espíritu aleteaba en las aguas del génesis,  que “cubrió” con su sombra a María, la mujer de José y la madre del “Dios con nosotros”. Espiritual no niega lo material, son “caras” de una misma moneda, son “dimensiones” de una única realidad, como cuando ante un hecho que nos emociona y nos sentimos felices (realidades “espirituales”) se nos dibuja una sonrisa y se nos agrandan los ojos de admiración (realidades “carnales”). Por eso, cuando hablamos del Espíritu, también podemos pensar en el Viento, el Fuego, la Fuerza, la Vida, el Defensor...todas formas de comprender que ese Espíritu de Jesús, que nos llama a vivir una espiritualidad determinada, como hombres y mujeres del Espíritu, no es un “fantasma”. Por eso podemos también entender la “espiritualidad” no se reduce a la oración, la devoción o las prácticas litúrgicas, sino que significa vivir con ese Fuego y ese Viento metidos en el barro, siempre fértil, de la historia. Es sintonizar con aquella unción del Espíritu para “anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la libertad a los cautivos”,[19] para ayudar a mis hermanos a luchar por una vida más digna, con justicia, pan, salud , vivienda y trabajo para todos. Es espiritualidad de resucitados que buscan en todo momento suscitar vida nueva, desde el encuentro con el Viviente en la Galilea de nuestros mundos. El compromiso social y político por la justicia y la libertad es tan “espiritual” como ir a misa o  rezar el rosario. Esta espiritualidad tiene en su raíz una opción fundamental: la opción por el pobre pero en contra de la pobreza.  Opción que no nos deja evadirnos, nos sumerge de lleno en la vida; que nos lleva a abordarla y a asumirla con profundidad y desde todas sus dimensiones: social, político, económica, ideológica, religiosa. Opción que no se queda en un plano meramente intelectual sino que se concretiza en una práctica liberadora.  Opción que nos abre a una comunión macro ecuménica, que intenta, buscando senderos de unidad, pero no de uniformidad,  superando  los límites excluyentes de las religiones e instituciones religiosas. Además, este “caminar en el Espíritu”, supone descubrir su presencia, sus huellas, sus signos, en todo tiempo y en toda geografía, en todos los pueblos y en todas las culturas. Nadie puede atar o apropiarse de aquel que sopla dónde, cuándo y como quiere[20]. En este sentido, catequizar no es solo sembrar, es también descubrir lo sembrado: "...los catequistas indígenas entienden la catequesis como "aquel que recoge la cosecha de la palabra" que ya ha estado sembrada, en una nueva síntesis..."[21] 


Hay que seguir andando

Somos conscientes que toda opción deja de lado otras perspectivas posibles. Somos conscientes que muchas veces cierta desinformación y ciertos miedos, anclados en nuestra historia reciente, no ayudan a mirar con simpatía o apertura a “lo latinoamericano”. Pero también somos conscientes que necesitamos intentar ser adultos y maduros en la fe. Adultez que supone aceptar diferencias, renunciar a los prejuicios, superar los enfrentamientos, desistir de los dogmatismos y convivir entonces en un sano pluralismo teológico y pastoral. En ese ánimo presentamos nuestra propuesta. Convencidos de su necesidad, posibilidad y oportunidad. Sentimos que asumimos los retos y desafíos de nuestro presente. En definitiva, se trata de ser fieles discípulos de Jesús intentando siempre que el “amor infinito de Dios resplandezca de una manera particular”. Así, nos decía Juan Pablo II: "El servicio a los pobres, para que sea evangélico y evangelizador, ha de ser fiel reflejo de la actitud de Jesús, que vino "para anunciar a los pobres la buena nueva". Realizado con este espíritu, llega a ser manifestación del amor infinito de Dios por todos los hombres y un modo elocuente de transmitir la esperanza y salvación que Cristo ha traído al mundo, y que resplandece de manera particular cuando es comunicada a los abandonados y desechados de la sociedad. Esta constante dedicación a los pobres y desheredados se refleja en el Magisterio social de la Iglesia, que no se cansa de invitar a la comunidad cristiana a comprometerse en la superación de toda forma de explotación y opresión. En efecto, no sólo se trata de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino también de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más justa"[22]  De esta manera, con aquella “constante dedicación a pobres y desheredados”, haremos de nuestra catequesis un auténtico “ministerio profético”[23], audaz, comprometido, encarnado.








[1] Directorio Catequístico General, 1997, nº 234

[2] Cfr. Idem nº 237 

[3] “La Palabra de Dios se hizo hombre, hombre concreto, situado en el tiempo y en el espacio, enraizado en una cultura determinada...Esta es la originaria inculturación de la Palabra de Dios y el modelo referencial para toda la evangelización de la Iglesia, “llamada a llevar la fuerza del Evangelio al corazón de la cultura y de las culturas”. La inculturación de la fe...es un proceso profundo y global y un camino lento. No es una mera adaptación externa que, para hacer más atrayente el mensaje cristiano, se limitase a cubrirlo con un barniz superficial. Se trata, por el contrario, de la penetración del Evangelio en los niveles más profundos de las personas y de los pueblos, afectándoles de una manera vital, en profundidad y hasta las mismas raíces de sus culturas” Cfr. DCG nº 109

[4] Este afán no es un regionalismo fanático, es una exigencia pastoral. Veamos este texto de Juan Pablo II: "Es necesario un nuevo impulso apostólico que sea vivido, como compromiso cotidiano de las comunidades y de los grupos cristianos. Sin embargo, esto debe hacerse respetando debidamente el camino siempre distinto de cada persona y atendiendo a las diversas culturas en las que ha de llegar el mensaje cristiano, de tal manera que no se nieguen los valores peculiares de cada pueblo, sino que sean purificados y llevados a su plenitud. El cristianismo del tercer milenio debe responder cada vez mejor a esta exigencia de inculturación. Permaneciendo plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y a la tradición eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado" Juan Pablo II,  Novo Millennio Ineunte, n° 40. Los subrayados son nuestros.

[5] Los eje de nuestro “plan de estudios” y un desarrollo de sus fundamentos se pueden consultar en  el documento de Conferencia Episcopal Argentina, "Formación catequística en sus distintos niveles", 1999,   pág. 74, y en Didascalia.....

[6] cfr. DCG nº 254 

[7]  “La Trinidad es modelo de cualquier comunidad respetando a cada una de las individualidades, surge la comunidad, gracias a la comunión y a la entrega mutua.  Lo entendieron muy bien los cristianos de  base, mucho mejor que cualquier teólogo, y lo supieron expresar con gran acierto: ‘La Santísima Trinidad es la mejor Comunidad’". Cfr.  Leonardo Boff,  “La Santísima Trinidad es la mejor comunidad”, Ed. paulinas, 1991 , pág. 93  

[8] Cfr. Tertio Millenio Adveniente nº 36-38

[9] Cfr. Gaudium et Spes

[10] Nombres de las grandes Conferencias Episcopales Latinoamericanas.

[11] Cfr. Documento de Puebla, fundamentalmente IV Parte, cap. 1, 1979

[12] Las palabras “pueblo”, “pobre”, “liberación”, “justicia”, arraigan, se concretan y así despliegan  sentidos nuevos desde el suelo latinoamericano. Así lo recordaba un reciente documento del Episcopado Argentino:   “Nuestro compromiso con la nueva evangelización”...para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral, es necesaria la conversión de toda la Iglesia. Se trata de una conversión y purificación constantes en todos los cristianos, con tal de identificarse cada día más con Cristo pobre y con los pobres. Esta conversión exige un estilo austero de vida y una total confianza en el Señor, lo que hará de la Iglesia un espacio vital donde los pobres tengan capacidad real de participación y sean reconocidos cada uno en su propio valor . Es decir, requiere que nuestra acción no sea “solamente orientada hacia el pueblo, sino también, y principalmente, desde el pueblo mismo”(cfr. San Miguel)” Cfr. CEA “Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización” Abril, 1990,  cap. 4, nº 58. Los subrayados son nuestros.

[13] Cfr. Líneas comunes de orientaciones para la Catequesis en América Latina, CELAM, nº16

[14] Hablamos de “horizontes” intentado señalar que, por un lado, ese “más allá”, es siempre un desafío a seguir caminando, andando, buscando, y, por otra parte, en ese “lugar” se funden las tres dimensiones señaladas de una manera inclusiva, casi sin distinguirse, en una mutua armonía fecunda. Por otro lado, es evidente que estos “horizontes” se relacionan, se presuponen e imbrican en la perspectiva elegida, la latinoamericana. Desde este marco, coloreamos y vamos asumiendo una concepción del hombre, de la comunidad, de la historia, del mundo y de otros núcleos temáticos  absolutamente ineludibles de la catequesis.

[15] Sería muy extenso desarrollar este planteo, el de la “originalidad” pedagógica de la catequesis, pero queda claro que supone entonces  un centro formativo fiel a tal criterio,  no obstante, este texto nos parece iluminador: “El fin de la formación catequística es promover la aptitud y habilidad para comunicar el mensaje evangélico. No bastan los conocimientos doctrinales. El catequista debe ser capaz de vivenciar, proponer y aplicar la pedagogía original de la fe” Cfr. JPEP, 1988, nº 102.  El subrayado es nuestro.

[16] Se puede leer “Educación Popular y Formación de Catequistas”, Didascalia, Nicolás Alessio

[17] Para profundizar en el tema se puede ver "Teología de la Liberación y catequesis: pistas para una reflexión necesaria", Nicolás Alessio, Didascalia, n° 426

[18] La “mística”, del  griego, MY, presente en “ta mystiká” (concerniente a ciertos ritos), “hoi mystikoi” (los iniciados de esos ritos), “mysterión” (secreto), “mythos y myeo” (cerrar los labios o los ojos), -mystikón (lo que es secreto e inefable) refiere a los sentimientos, pulsiones y actitudes más hondas de la conciencia personal y comunitaria. Es esa capacidad de sintonizar, de  dejarse sorprender, de “ser parte”  y  de referenciarse siempre ante lo numinoso, lo inescrutable, lo secreto,  lo inimaginable de lo divino. Es saber gustar contemplativamente el ser-para-otros del Gran Espíritu, gozar de su “misterio”.  Es la corriente vital en la que abrevan todas las opciones, compromisos y luchas del seguidor de Jesús. Esa  mística “latinoamericana”, que se nutre de las grandes corrientes espirituales de la historia de las religiones, no obstante, toma distancia de ciertos misticismos meramente pasivas, alienantes, desencarnados, vacíos y descomprometidos.

[19] Cfr. Lucas 4, 16-22

[20] Cfr. Juan 3,8

[21] Citado por Don Samuel Ruiz, Obispo de San Cristóbal de las Casas, México, 16 de Agosto, 2001, en Centro Tiempo Latinoamericano, Córdoba

[22] Juan Pablo II, “La Iglesia en América”, Exhortación Apostólica postsinodal, n° 18

[23] Cfr. Santo Domingo, IV Conferencia Episcopal, 1992, nº 33

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Para continuar un debate imprescindible... El aborto y a favor de la vida



A favor de la vida, de todas las vidas
Sobre el aborto
No creo que nadie este "a favor" del aborto, pero debemos entender que el Código Penal argentino (El artículo 86 del Código Penal de la Nación , que entró en vigencia en enero de 1922, determina los casos en los que el aborto se encuentra despenalizado, es decir, permitido)  que trata a la mujer como delicuente-asesina, salvo en situaciones de excepción donde se permite abortar, no ha solucionado estos problemas:
 1- se penaliza a la mujer y no al varón responsable también de haber engendrado
 2- se avala un negocio de clínicas privadas que ganan cifras millonarias con abortos clandestinos pero seguros médicamente, las mujeres ricas tienen ese privilegio
 3- se expone a la muerte o a graves consecuencias en la salud física y psíquica, sobre todo  a las mujeres jóvenes y pobres que abortan sin medidas higiénicas y todos los cuidados necesarios.

Esta Ley del Código Penal es la que hay que debatir, porque es una ley inútil para "cuidar la vida", tanto la del embrión como la de las madres... con las graves consecuencias que ya mencione. ¿Se la debe corregir? ¿Se debe sacar el tema del Código Penal? ¿Qué es lo mejor para la sociedad toda?

Es cierto que la sola Ley no garantiza resultados si no está acompañada de consenso social, educación, prevención, cambio cultural. Pero ayuda a comenzar estos caminos.

Algunas posiciones religiosas, ahora insistiendo cada vez más en datos científicos,  (sobre todo la católica y evangélica en nuestro país) se aferran a un principio teórico  (existe desde el instante de la concepción un ser humano de pleno derecho) para no mirar ni abordar una realidad concreta, lacerante e ineludible: la muerte de mujeres jóvenes pobres por abortos clandestinos. 

Las teorías son discutibles, incluso las científicas, las realidades se deben asumir. 

Es una actitud típicamente “farisaica” aferrarse a “doctrinas y tradiciones” para no hacernos cargo  del desafío de aquel que tengo a mi lado, sobre todo cuando está en una situación de vulnerabilidad. Jesús siempre optó por las víctimas concretas de su tiempo, muchas de ellas víctimas de aquellos teóricos dogmáticos aún desafiando sus “sagradas leyes”.

La Ley existe, los abortos existen... ¿qué hacemos? Poner el tema en "en contra o a favor del aborto" o en términos de "asesinato" es un simplismo que no nos ayuda a buscar respuestas y soluciones... puede darnos tranquilidad de conciencia, pero no ayuda.

Mientras tanto, las gravísimas consecuencias de los abortos clandestinos sin condiciones de salubridad se multiplican. Se trata de un gravísimo problema de salud pública.  Para la conciencia ética cristiana, estas muertes de las mujeres, sobre todo  jóvenes y pobres, son un desafío ineludible: son víctimas inocentes de un sistema que no las contempla.

Por eso creemos que claramente hay que apoyar la despenalización y permitir que la mujer pueda decidir si continuar su embarazo o interrumpirlo, ofreciéndole toda la información y contención que sea necesaria, para que pueda resolver en un sentido o en otro.

 Nicolás Alessio, teólogo

Para quienes deseen profundizar en el tema recomiendo el libro El Drama del Aborto. En Busca de un Consenso, de Barzelatto Fundes, Anibal. Es una mirada desde lo científico, desde la cultural, desde lo social, desde la religioso que ayuda a entender la complejidad del problema. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Esta bueno indignarse, por José Nicolás Alessio 24 Octubre 2011


Esta bueno indignarse

Esta bueno indignarse
Se estremecen las tripas
Desde finales de los 70, la reflexión de fe de las comunidades en Latinoamérica, consideró como punto de partida de sus compromisos por la liberación de los empobrecidos, la “indignación ética”[i]. Ante el dolor humano inocente no puede haber indiferencia. En la parábola del samaritano, las traducciones del texto de Lucas suelen decir “al verlo, sintió compasión” “viéndole fue movido a misericordia”. El término griego usado significa literalmente “se le revolvieron las tripas”. Eso es indignarse, cuando te duele en tu propia carne interior el dolor de “otro”. Esto lo ha subrayado magistralmente Gustavo Gutiérrez cuando señala que más que “ser prójimos”, “nos hacemos prójimos” de aquellos sufrientes que somos capaces de ver y ante los cuales se nos estremecen las tripas.
Es un primer paso, sentir con el otro su misma “pasión-sufrimiento”. Eso es “compasión”.
Hoy se está desplegando un movimiento globalizado de “indignados”. Tiene su origen en España, estalló el 15 de Mayo del 2011,  pero obviamente no aparece como un hongo luego de la lluvia. Hunde sus raíces en múltiples reacciones sociales (jóvenes, desocupados, etnias masacradas, minorías olvidadas, campesinos, militantes políticos) fundamentalmente “anti-globalización”, podemos recordar aquellas contra la Organización Mundial de Comercio[ii], los “Foros Sociales”, las “Cumbres de los Pueblos” y un buen tiempo antes los movimientos como el Zapatista[iii], el de Mujeres, el de Etnias Nativas o de Campesinos. Todos, de alguna manera, desde sus propias cosmovisiones hacen una crítica profunda a este mundo real del “nuevo orden neo-liberal” y apuestan por “otro mundo posible”.  Reaccionan por diversas motivaciones, pero sobre todo reaccionan ante una situación planetaria que no da para más. Situación que fundamentalmente afecta a la humanidad toda. Desde la cuestión económica que hace del capital financiero un ídolo que se cobra vidas humanas, hasta el límite de la producción-consumo de las sociedades privilegiadas del primer mundo que están literalmente aniquilando el planeta (agotamiento de recursos naturales, contaminación, manipulación) pasando por las invasiones militares de EEUU sin ningún límite ético, el asesinato del líder libio Muamar Kadafi, por razones económicas, vuelve a confirmarlo.
Si bien es muy pronto para hacer una evaluación de sus estrategias, de su capacidad para tener continuidad y de su eficacia de transformación, debiera quedar claro que la comunidad de los discípulos de Jesús tiene razones suficientes para acompañar a este movimiento de indignación. Las Iglesias cristianas debieran ser las primeras “indignadas” si quisieran ser fieles al mandato de Jesús. Sin descartar que  no faltan severas razones para indignarse “en” y “de” las Iglesias, al menos nosotros, lo afirmamos contundentemente de la Católica Romana[iv].
Nuestra espiritualidad-modo de vida según el Espíritu de Jesús[v], es la del samaritano. Sentir como propio el dolor del mundo, padecer con é. Pero esto es insuficiente. Debemos pasar de la indignación a dignarnos. Dignarse es hacerse cargo, es hacer algo, es tarea, es acción. Es informarse, es reflexionar juntos, es imaginar alternativas. Estamos transitando un tiempo crucial. Ya se decía, cuando la energía atómica se tradujo en armas atómicas, que por primera vez el hombre podría acabar definitivamente con sí mismo y su mundo habitable. Hoy estamos en una situación más crítica aún. Tomar postura es un imperativo ético-agónico que nos pone en el límite entre la vida y la muerte.  También es estar en la calle manifestando cuando la realidad lo exige. También es saber votar con conciencia, también es participar en las organizaciones del barrio, de la ciudad. Es meterse en la política, en el gremio, en la cooperativa. Es participar, no ser indiferentes, porque la dignidad de lo que somos y queremos ser, si no la defendemos, la estamos regalando.
[i] He intentado encontrar el origen de la frase “indignación ética” en la teología de la liberación, la única referencia encontrada que tengo es la de Luiza E. Tomita, que comienza su trabajo Desafios a la Teología de la Liberación desde una perspectiva feminista
(http://www.teologialatinoamericana.org/index.php?option=com_content&view=article&id=82:desafios-para-la-teologia-de-la-liberacion-desde-una-perspectiva-feminista&catid=59:teologias-emergentes&Itemid=73)
diciendo “La Teología de la Liberación que apareció en los años 70, formó la base teórica para la Iglesia de los Pobres. Ella partía de una indignación ética frente a la pobreza y la marginación de grandes masas de nuestro continente (L. Boff 1977), y propone un proceso de liberación en el que los pobres puedan recuperar su dignidad olvidada y contribuir a la gestación de una sociedad más justa y más fraterna.” El libro de Boff citado es Eclesiogênese: As Comunidades Eclesiais de Base reinventam a Igreja. Petrópolis: Vozes., texto posterior al de Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación Perspectivas.

[ii] Por ejemplo, las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seattle sucedidas entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 1999 donde miles de personas convocadas principalmente por sindicatos, organizaciones ecologistas, profesionales, anarquistas, y personas comunes, se movilizaron en las calles de Seattle contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) hasta hacer fracasar la llamada Ronda del Milenio. Están consideradas como el inicio de una nueva etapa del movimiento antiglobalización, a partir del cual han tenido lugar protestas masivas en todas las cumbres de la OMC. La mayor manifestación, conocida como N-30 o Batalla de Seattle, tuvo lugar el 30 de noviembre. Según el departamento de policía de Seattle esta manifestación contó con 40.000 participantes aproximadamente.

[iii] En mi opinión fue el grito desde las tierras mexicanas el “momento primero” de crítica profunda al sistema neoliberal globalizado. El Subcomandante Marcos, popular por su aparición pública con un pasamontañas sin dar a conocer su nombre real, es el líder del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) desde 1994, año de su formación. El evento fundacional del ejército fue el 01 de enero de 1994, cuando organizados militarmente con las comunidades indígenas zapatistas de la localidad de Chiapas, tomaron varias cabezas municipales, pronunciándose en contra de los “malos gobernantes y el sistema capitalista” y reclamando democracia, libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas.

[iv] En España, solo para citar un ejemplo que no sea el escándalo de los casos de abusos sexuales del clero, veamos "Para hacer posible la Jornada Mundial de la Juventud ha sido necesario un pacto con estas fuerzas económicas y políticas, que refuerza la imagen de la Iglesia como institución privilegiada y cercana al poder, con el escándalo social que ello supone, particularmente en el contexto de la actual crisis económica". El Foro de Curas de Madrid, que aglutina a 120 sacerdotes, presentó ayer un rotundo comunicado sumamente crítico con la Fundación "Madrid Vivo", que financia en buena medida la Jornada Mundial de la Juventud. "Los mecenas de Rouco blanquean su dinero pasando por la sotana del Papa", denuncian los sacerdotes, que cuestionan la oportunidad de gastar decenas de millones de euros -tanto de las arcas públicas como del patrocinio de empresas de "dudosa ética"- en mitad de la crisis económica” Ver nota en http://www.periodistadigital.com/religion/juventud/2011/06/21/religion-iglesia-jmj-foro-curas-madrid-documento-mecenas-rouco-madridvivo-.shtml


[v]  “El origen de esta espiritualidad, la pasión que está en el origen de este espíritu, es lo que está también en el origen de la Teología y la Espiritualidad de la liberación. Y es lo que está en el origen de toda utopía revolucionaria “una persona no se hace revolucionaria por la ciencia, sino por la indignación”  De Maria Vigil y Pedro Casaldaliaga Espiritualidad de la liberación, citando a C. y L. Boff, Cómo hacer teología de la liberación, ed. Paulinas, Madrid 1986, pp. 10 ss. Y M. Merleau-Ponty, Humanisme et terreur, París, 1956, p. 13

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