sábado, 2 de enero de 2016

Recomendación Revista Senderos

Recomendamos la lectura de la Revista Senderos.

La Revista de Ciencias Religiosas y Pastorales Senderos, conocida brevemente en el ámbito académico como Revista Senderos,es una publicación interdisciplinaria
de acceso abierto patrocinada por la
Universidad Teológica de América Central ​
Monseñor Óscar Arnulfo Romero (UTAC),
Institución académica
ubicada en San José, Costa Rica.

El objetivo de la revista es divulgar elpensamiento filosófico y teológico actual,
así como los conocimientos humanistas afines que contribuyan al
enriquecimiento interdisciplinario
de la sociedad, la cultura y la fe.
En su último número han incluído un trabajo del teólogo Nicolás Alessio, en homenaje a Theilard de Chardin.

Teilhard de Chardin. Una relectura desde los empobrecidos. Pbro. José Nicolás Alessio This paper approaches the figure of Teilhard de Chardin and reinterprets him in the context of those who are poor (following the liberation theologies). The article focuses in some aspects like the spirituality of matter, the suffering of mother earth that cries for the brutality showed to her, the call from the cosmic Mass to a real political solidarity with those who suffer, the cross as a bloody crime against innocent victims and the resurrection as a liberating event that answers to the cry of the poor. Taking those topics as a starting point, the article makes a wake-up call and reminds that the Christian love is truly authentic only when it actually brings freedom and justice to the oppressed. ABSTRACT: Teilhard de Chardin, poor, materiality, political solidarity, cross, resurrection.

 Este artículo aborda la figura de Teilhard de Chardin y lo reinterpreta desde el contexto de los empobrecidos, a la luz de las teologías de la liberación. El texto se enfoca en algunos puntos como la espiritualidad de la materia, el sufrimiento de la madre tierra que grita de angustia por las barbaries cometidas contra ella, el llamado de la misa cósmica a la solidaridad política con los que sufren, la cruz como crimen cruento contra víctimas inocentes y la resurrección como acontecimiento liberador que atiende al grito de los pobres. Partiendo de esos temas, el artículo hace un llamado de atención acerca del amor cristiano y recuerda que este sólo es auténtico cuando efectivamente brinda libertad y justicia a los oprimidos.

Ver en http://www.revistasenderos.org/#!blank/c1pna

La Mujer Madre de la Tierra

La Mujer
Madre de la Tierra

La sombra de José cubrió a la doncella.

Poso su mano sobre el vientre desnudo mientras secaba nervioso el sudor que recorría todo su cuerpo.

La  Mujer de la Tierra, sentía un temor infrecuente.

Le habían susurrado,  durante aquella  fría noche, que los hechiceros y jerarcas imperiales estaban perturbados, murmuraban sobre el “príncipe de la paz, baluarte de la justicia” irritados revisaban las letras sagradas y consultaban augures.

Tenían miedo y vociferaban desde los tejados.

La túnica de la Mujer olía a tierra mojada y se había rasgado de punta a punta, mal presagio.
El levita les había advertido “Parirás con dolor al Impetuoso y serás sospechada de agitadora”.

Ella elevaba aún más su voz para entonar letras populares  “derribas a los poderosos y enalteces a los excluidos, los insignificantes verán el semblante del Fuego y El cobijará a los desterrados”.

 Mientras,  el Viviente Grande parecía bailar  lleno de gozo, estremeciendo su seno.

La chiquilla, Mujer de la Tierra, estaba agitada, le dolían sus pechos hinchados, prestos para dar de comer.
Para ofrecer abismos y horizontes.

 Sobre su rostro brillaba la luna nueva, pero penumbras dibujaban una espada de doble filo que atravesaba su carne.

Duendes, comadres y  matronas fueron certeras,  el que ha de nacer,  trae gozo y conflicto, alegría y sangre.
El Viviente Grande conocerá de fatigas y sufrimientos. La Mujer también.

Todos sabemos que las diosas acompañan, pero no evitan realidades.

Los hombres de la noche, humillados y negados,  expertos en lidiar con lobos depredadores, supieron que había llegado la hora.  Comenzaron la marcha.

Mientras, aquella mujer,  siguió cantando.